Una Mujer Muy Singular

Por Máximo de la Rosa

En los pueblos pequeños como Padre Las Casas, todavía es extraño ver a las mujeres realizando labores que, en nuestra cultura, es mas común en los hombres. Ya nos hemos ido acostumbrando a ver las damas conduciendo motocicletas, autos, guaguas y hasta camiones, pero verlas reparando los mismos todavía no es tan común.

Por eso nos llama poderosamente la atención encontrarnos a una joven mujer metida en un overol, llave en mano, con grasa hasta la nariz, saliendo de debajo de un auto cuando saludamos con la intención de solicitar una entrevista a la señora mecánica.

Samary Calderón o Kica la Mecánica, como se le llama comúnmente, es una madre soltera con tres hijos, residente en Villa los Indios que ha dedicado 13 de sus 34 años a la reparación de todo tipo de vehículo de motor, en forma ambulatoria porque va donde se le llame por no tener un taller propio.

Según cuenta “Kica”, su interés por la mecánica nació cuando tenía 15 años: “me gustaba ir a ver un vecino mecaniquiando (¿); fui mirando y aprendiendo cositas…después le dije a Eddy que me dejara ir a su taller para aprender. Al principio el lo cogió a juego, pero le puse interés a lo que hacía y al poco tiempo ya me defendía”, cuenta la Mecánica con una sonrisa de satisfacción.

Samary Calderón no quiso quedarse en simple mecánica. Realizó cursos de reparación de motores; electricidad automotriz; transmisiones automáticas y fue aprendiendo a reparar motocicletas. No conforme con esto, estudió refrigeración, electricidad residencial y rebobinación.
Cuenta Kica que su experiencia mas frustrante fue cuando le tocó reparar, sin ayuda de nadie, una transmisión: “cada vez que la armaba los cambio me daban de reversa…pero a la tercera es la vencida y lo logré…ni yo me lo creía”, y ríe de su propio chiste.

Esta mujer singular ha recibido numerosos reconocimientos por su esfuerzo. Al final de la entrevista suspira y dice que sueña con tener algún día su propio taller, porque así “reparo todo lo que me caiga a la mano: abanicos, neveras, licuadoras, lavadoras y hasta a usted lo reparo…”, ríe de nuevo la única y primer mecánica de Padre Las Casas.