Encuentro Familiar Muy Especial

Por Máximo de la Rosa

Las Lagunas, Padre Las Casas- Es la mañana del sábado 12 de junio. Al llegar al lugar vimos la gran lona azul. En los pueblos dominicanos, una lona, toldo o carpa casi siempre indica que murió alguien, que le están haciendo unos rezos a un difunto o que celebran una vela.

En este caso la lona simbolizaba todo lo contrario: un encuentro familiar muy especial e inolvidable. La familia Alcántara García había sido convocada, como hace tres años lo habían hecho, con el propósito de verse, abrazarse, comer y reír juntos, y lo que es más importante, darle la satisfacción a “los viejos” de tener la mayor parte de su descendencia debajo de la misma lona.

Los convidados comenzaron a llegar desde el jueves 10 de junio de distintas partes: Estados Unidos, Samaná, Puerto Rico, Arroyo Cano, Santo Domingo y Padre Las Casas. Comenzó la algarabía! Llegan por grupos los hijos con sus hijos y sus esposas; los nietos, los sobrinos, yernos, nueras, cuñados, compadres y la casa se va llenando y los corazones de don Pupilo y doña Suna aceleran sus latidos y se dibuja una sonrisa en sus labios que no se borraría hasta que comienza la forzosa despedida. 

Hace más o menos 65 años, Manuel Ramón Alcántara (Pupilo) que ahora tiene 85 años de edad, conquistó a la respetable dama de Las Lagunas Ana Sunilda García (Suna), un año mayor que él, y sin pérdida de tiempo se inició la fábrica de muchachos (es lógico, no se había inventado la televisión) y solo se tomaron un respiro cuando habían nacido once criaturas: Yolanda, Agustín, Máximo, Bartolo, Bolívar, Lourdes, Carmen, Daniel, José, David y Pablo. A la cita solo faltó Agustín a quien todos llamábamos “Blanco”, un próspero comerciante que murió en Arroyo Cano donde vivió y formó una bonita familia que vino a representarlo en esta reunión de tan numerosa y hermosa familia.

Antes del medio día de este sábado habían llegado todos, incluyendo algunos invitados especiales: César Lebrón y familia; Armando (Mandín) y familia; Máximo y Campo sin familia (estos fueron más considerados, o más egoístas?). Imaginemos el escenario donde se juntan diez hijos, 65 nietos, cuchumil bisnietos y dos tataranietos, mas los vecinos, los amiguitos de los vecinos…y don Pupilo y doña Suna con la sonrisa de oreja a oreja, y no es para menos, tener una familia numerosa y honorable en estos tiempos, es como para sentirse premiados por Dios. 

A partir de las diez de la mañana comenzaba a oler bonito y la curiosidad nos hizo descubrir una hilera de calderos donde Oliva Vicente y otras expertas, cocinaban un sancocho que solo de verlo, despertaba el apetito, y cuando llegó la hora, la invitación a comer sonó como “a la carga!), y les contamos, calladitos entre nosotros, que nadie come tanto como César Tentén (le sirvieron en una olla); Mandín se sirvió tres veces (mal contadas) y Campo, no…el me pidió que no lo diga. 

En la tarde la familia presentó un programa especial que incluyó cánticos, oraciones, salmos, acrósticos, décimas, risas, lágrimas de emoción, anécdotas, chistes y aplausos. Una décima, preparada y leída por Daniel y Francisco, hizo reír de buenas ganas a los presentes, por la jocosidad de cada verso, de cada estrofa y la gracia que le ponían al leerla, tío y sobrino. Había que estar ahí para ver con cuánto gozo recibía doña Suna cada chiste de su larga prole. En medio del entusiasmo Alcibíades comentó: “con 65 años de casados y todavía duermen juntos en la misma cama”, más risas. Ahí les va la décima para que la disfruten igual que nosotros.