No Permitamos que Vivan y Mueran en la Indigencia

Por Máximo de la Rosa

Padre Las Casas. Por encargo de la Directora de La Voz Tubanera, Prof. Charo, visitamos una familia en el marginado sector de La Cruz, parte norte del barrio Santa Ana, para conocer las
condiciones en que viven y buscar la forma de ayudarles usando como canal este medio, pero jamás imaginamos que nos íbamos a encontrar con un cuadro tan deprimente, tan digno de compasión. Subimos una empinada cuesta de 300 metros y jadeante llegamos a la casa, cuando nos abrieron la puerta se nos paró el corazón, porque pensamos que encontraríamos una familia pobre, sin comodidades, sin muchos alimentos ni mobiliarios cosa común en nuestro pueblo, pero lo que vimos no lo podíamos creer, una familia tan cerca de nosotros que, más que vivir, muere poco a poco teniendo como única compañía la soledad, el abandono, la suciedad y la pobreza extrema.

Esta familia está compuesta por Gaspar Beltré Jiménez, de 80 años y Ana María Pimentel de 60.

La señora está ciega, parapléjica y permanece tirada en un viejo y destartalado camastro, donde
hace todas sus necesidades, razón por la cual su marido no le pone ropa porque según él “no hago nada con ponerle ropa porque la ensucia y después tengo que lavarla…”. “Ya yo no tengo fuerza y cuando tengo que levantarla me derriengo” (le duele la espalda), siguió explicando el pobre hombre, al que tuvimos que ayudar para poner en una silla de ruedas a la infeliz señora, hasta que Gaspar “limpiara” la cama y pedirle que le cubriera con algo su desnudez para tomarle una foto.

Describir las condiciones en que viven parecería invadir la privacidad de esta desafortunada
pareja, pero de algún modo tenemos que hacerles ver a ustedes la necesidad de acudir con
urgencia en auxilio de estos hermanos que viven y mueren en la indigencia. La suciedad, el mal
olor, la falta de alimentos, son indescriptibles y las imágenes a veces no son reveladoras de uchos detalles, pero basta con decirles que el octogenario señor nos dice que se pasan a veces hasta tres días sin comer “comida cocinada (el fogón apagado en el patio a las 10:30 de la mañana le dan la razón) y aparentemente resignado completó “yo salgo a pedir y si me dan un pan le traigo algo” y con los ojos nublados por la desesperanza pidió o suplicó “ayúdeme señor” y no pudimos más… nos marchamos de ahí, para pedirles a nuestros amigos que nos leen y que nos ayudan siempre que no permitamos que estas personas vivan y mueran en la indigencia total.

Para colaborar con la familia Gaspar Beltre Jiménez y Ana Maria Pimentel, comunicarse con la profesora Rosario Castillo al telefono386-868-9852 . Y /o al correo fatinelda@gmail.com

Luego les informaremos detalladamente sobre las aportaciones el modo de distribuirlas.
Gracias
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