martes, 2 de febrero de 2016


Por Rosario Castillo

El mes de enero estuvo marcado por un virus de diarrea a veces acompañado de vomito, con fiebres altas, dolor de cabeza, entre otros síntomas. El virus afectó a niños, adultos y ancianos. Sus efectos se sintieron más en niños y ancianos por ser la parte más vulnerable. El hospital se vio repleto de pacientes afectados por el virus de "la diarrea" como le llamaban comúnmente.

Las ocho camas de la sala de pediatría estuvieron ocupadas todo el tiempo, lo mismo que las ocho camas del área de pacientes restringidos, y hubo que utilizar las otras áreas. Fueron tanto los casos que a muchos pacientes- los menos afectados- se les administraba el tratamiento en sus casas. Se escasearon, o mejor dicho se agotaron todos los medicamentos como metronidazol, así como los catéteres, etc.

La doctora Ana Parra, pediatra del Hospital Nuestra Señora del Carmen, nos dice que aunque el virus afectó a gran cantidad de personas, a veces de forma muy severa, no hubo necesidad de referir a nadie, todos los casos fueron tratados aquí con éxito.

La doctora Parra señala que parte del éxito se debió a que la población supo manejar a sus enfermos manteniéndolos hidratados todo el tiempo y siguiendo las instrucciones de los médicos.

Lo bueno es que la epidemia de diarrea pasó y en el mes de febrero al tomar estos apuntes solo había en sala de pediatría dos niños de nacionalidad haitiana afectados. Esperamos que éstos se recuperen pronto y que esta epidemia haya llegado a su fin.

Ahora, cuidémonos del Zika.




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